– ¿Otra vez ese sueño?
– Sí, otra vez. El pueblo en la costa, las plantas amarillas y todo tan lejano…
– ¿Aparecía Hitchcock?
– No, pero yo sabía que estaba ahí en algún sitio esperándome.
– ¿Aparecía alguien más? ¿Alguna actriz?
– No. Solo el paisaje y yo corriendo hacia la imagen, como intentando entrar en la pantalla.
– ¿Llegabas a tocar la imagen?
– No. Solo corría y lloraba y estaba convencida de que Hitchcock estaba en una casa en ese pueblo. Tenía que encontrarlo.
– ¿Algún sonido?
– Creo que sí… Un ruido constante de algo que gira automáticamente. Un tren lejano o el ruido de una película que se está proyectando, cada vez más fuerte. Y yo corriendo. De pronto me veía a mí misma, en primer plano, con una mano extendida, el rostro angustiado. Un contrapicado. Corría y no avanzaba. Entonces todo se volvía teatral, falso.
– Respira, Grace… ¿Algún detalle más? ¿Colores?
– ¡Sí! ¡Yo estaba en blanco y negro! ¡En blanco y negro!
– ¿Qué significa eso? ¿Cómo te sientes al estar en blanco y negro?
– ¡Fuera de la imagen! ¡Estoy fuera y no puedo entrar! La imagen está coloreada y yo estoy en blanco y negro… – Grace Kelly comienza a sollozar. – Algo va a cambiar. Algo va a cambiar pronto y no podré hacer nada.
– ¿Amarillo?
– Envidia
– ¿Mar?
– Soledad
– ¿Cine?
– ¡Prohibido!
Grace Kelly llora angustiada y mira al doctor que toma notas en su cuaderno.
– Es una premonición, ¿verdad?
– Aún no podemos saberlo, Grace. No lo sabremos hasta el final de la película.