Estuve mucho tiempo al sol y mi piel se está escamando. Bajo la piel morena y áspera asoma ahora un resto de carne color rosa pálido.
Mi brazo parece estar roto, las grietas dibujan un mapa: continentes aislados, países, islas.
La epidermis vieja y quemada se abre lentamente para dar paso a la otra, fresca y suave. No duele. No sangro. Sucede sin que me dé cuenta. La piel se regenera.
Qué bonito, Marina