Lektionen in Finisternis – Werner Herzog – 1992
Cuesta creer que estas son imágenes de la Tierra y no de Marte, que es real y no ciencia ficción, que es producto de la ira del hombre y no de la de un dios destructor, que ese lugar absolutamente aniquilado, estéril, existe. Pero lo más difícil es, sin duda, apartar la mirada. Uno está totalmente cautivado, inmerso en la pantalla. Es terrible, sí, pero, por eso mismo, fascinante. Como los rostros de las esculturas de Miguel Ángel. Y parece cruel recrearse en unas imágenes tan duras, pero también es inevitable, porque la emoción, la experiencia de contemplar estos paisajes apocalípticos, la sensación de haber avanzado milenios y tener la oportunidad de estar presente en el fin del mundo, son tan fuertes que superan los argumentos que nuestra razón podría esgrimir. Lektionen in Finsternis no es un ensayo sobre la guerra, es una ópera sobre la última mirada al mundo.